Atlona ha presentado el escalador para señal de vídeo HDMI y VGA modelo AT-HD-SC-500, el cual cuenta con funcionalidades como la del control de la resolución HDMI en la entrada y en la salida, o control mediante TCP/IP y RS-232.
Dispone de dos entradas HDMI junto una entrada VGA y un conector de audio de 3,5 milímetros. Para facilitar su operación, el AT-HD-SC-500 dispone de un auto-switching que permite la selección activa de la entrada por parte del operario cuando las fuentes están conectadas o cuando se produce un cambio en el estado de la potencia de la fuente.
La selección de la entrada puede ser controlada desde el panel frontal o bien mediante comandos RS-232 o TCP/IP.
Este nuevo conmutador de tres entradas para señal HDMI y VGA ha sido diseñado para tomar la señal de entrada procedente de switches de vídeo u ordenadores, y escalarlas a una salida HDMI con resoluciones de HDTV o PC de hasta 1920×1200 (WUXGA) a 1080p y 60 Hz.
La configuración de este escalador de tres entradas para señal HDMI y VGA se realiza mediante una interfaz web accesible desde cualquier navegador y desarrollada por la misma Atlona, o bien mediante OSD.
Propiedades del conmutador de tres entradas
Entre las opciones de configuración contamos con variables que almacenan resoluciones preferidas tanto de entrada como de salida, control de brillo, contraste o saturación. También contamos con de-embedding analógico, control de volumen y ecualización, lo que nos permite armonizar el volumen de salida entre diferentes fuentes de entrada con volúmenes distintos.
El escenario de aplicación ideal del conmutador de tres entradas AT-HD-SC-500 de Atlona es aquel en el que tenemos múltiples señales de entrada con distintas resoluciones y debemos optimizarlas para presentar las imágenes en una única pantalla o proyector.
Podemos utilizarlo como dispositivo de entrada para switches que carecen de entrada VGA. El dispositivo también trabaja como escalador de salida para la matriz de switching AT-UHD-CLSO-824 de la misma Atlona.
El factor de forma compacto permite montarlo bajo una mesa o escritorio, quedando oculto y, por lo tanto, contribuyendo a mantener intacta la estética de la sala en caso que este sea un factor determinante (como en auditorios y centros de congresos).