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Optimización del ancho de banda: el tamaño no es siempre importante

Los administradores de redes actuales deben buscar el equilibrio entre dos demandas enfrentadas: el deseo de una velocidad de respuesta más rápida y un rendimiento de usuario final óptimo, y la necesidad de reducir los costes operativos.

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Artículo formativo escrito por Fluke Networks y publicado en exclusiva en nuestro periódico técnico especializado online instaladoresdetelecomhoy.com

El tráfico, ya sea empresarial o de cualquier otro tipo, suele extenderse para ocupar el ancho de banda disponible, lo que reduce el rendimiento en los enlaces más congestionados. Los administradores de redes no pueden limitarse a añadir más ancho de banda al problema, sino que deben demostrar que un enlace sufre problemas de congestión durante un tiempo significativo debido a un uso empresarial legítimo antes de añadir capacidad adicional.

Ciertos enfoques, como el uso promedio o máximo y el total del tráfico, aportan información limitada sobre la congestión. Resulta mucho más eficaz adoptar una vista de estilo de picos para mostrar los enlaces que sufren mayores índices de congestión y la duración de dicha congestión. El administrador de redes puede, a continuación, buscar la razón por la que el enlace está ocupado y decidir si requiere ancho de banda adicional, así como identificar cualquier enlace cuya capacidad podría verse reducida. Un uso más eficaz del ancho de banda actual podría ayudarle a mejorar la experiencia de usuario final.

Por qué es vital la planificación de la capacidad para la optimización del ancho de banda

Optimización del ancho de banda: el tamaño no es siempre importanteLa planificación de la capacidad no es nada nuevo. Los administradores de redes siempre han intentado equilibrar el conflicto de demandas que surgía de proporcionar a los usuarios un servicio con gran capacidad de respuesta, fiable y sólido con las limitaciones de los presupuestos. No obstante, este reto es ahora aún más importante, puesto que la red se ha convertido en un activo estratégico que proporciona apoyo a las aplicaciones críticas para la empresa, así como los datos sobre los que se toman las decisiones y permiten a los trabajadores remotos desempeñar su trabajo de forma eficaz.

El aumento de aplicaciones que consumen un gran ancho de banda, como el vídeo y la voz sobre IP (VoIP), la expansión de la virtualización y el aumento del uso inalámbrico crean demandas de capacidad opuesta, mientras que los usuarios móviles necesitan acceder a aplicaciones corporativas y recursos desde cualquier ubicación. El tráfico tiende a extenderse para ocupar el ancho de banda disponible, ya sea crucial o no para el negocio. Es difícil medir el uso de las aplicaciones corporativas críticas y algunas pueden utilizarse incluso para usos empresariales o recreativos. Por ejemplo, YouTube es un medio excelente para compartir vídeos de formación, pero también está lleno de vídeos de gatitos, perritos y niños pequeños.

BYOD forma también parte del problema, ya que incorpora dispositivos que están fuera del control del equipo de TI, y que pueden usar la capacidad para aplicaciones y actividades que no están relacionadas con la empresa. Las organizaciones pueden, hasta cierto punto, hacer frente a esta situación con su política de TI, donde se debería indicar el tipo de comportamiento que no es apropiado. Sin embargo, también necesitarán las herramientas adecuadas para diferenciar entre los diferentes tipos de tráfico e identificar y afrontar el uso no empresarial cuando tiene un impacto sobre la productividad.

Al mismo tiempo, y debido al marco económico actual, los presupuestos se han reducido y el control sobre los costes operativos es mucho más estricto. La capacidad ha dejado de ser una mercancía y los administradores no pueden solucionar los problemas con una simple ampliación del ancho de banda. Cada ampliación debe justificarse con una propuesta comercial, incluso la actualización de un solo enlace en una red empresarial de gran tamaño, y la elaboración de dicha propuesta requiere una cantidad considerable de tiempo y recursos. En algunas zonas del mundo, como Oriente Medio, existe gran presión sobre los precios y la implantación de los nuevos circuitos puede llevar de 30 a 90 días una vez realizado el pedido.

Como resultado, la presión a la que están sometidos los administradores de redes es cada vez mayor. Los usuarios esperan un tiempo de respuesta rápido y presionan constantemente al equipo de TI para que aumente el ancho de banda y ofrezca un servicio eficaz para la empresa. Por otro lado, el departamento de TI debe informar sobre el rendimiento de las aplicaciones y cumplir los acuerdos de nivel de servicio (SLA) establecidos por la empresa. Deben proporcionar una experiencia de usuario óptima al tiempo que controlan e incluso reducen los costes operativos. Por lo tanto, es importante asegurarse de que cualquier aumento del ancho de banda es absolutamente necesario y de que puede implantarse en el lugar adecuado.

Siga leyendo en Cinco principios para una planificación eficaz de la capacidad


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